La respuesta es no, o al menos este suceso no se produce en
nuestro sistema solar, para que un satélite sea capaz de orbitar a otro planeta
es imprescindible que la atracción que sufre el satélite orbitante por parte
del satélite del planeta sea mayor que la que sufre por causa del planeta
central.
En el caso de nuestro sistema solar un ejemplo lo podemos ver con
planetas con muchos satélites como es el caso de Júpiter, Júpiter, posee 4
lunas o satélites Galileanos, lo que quiere decir que tienen forma esférica,
elemento esencial para que pueda existir un satélite orbitando en él. Los 4
satélites Galileanos son Ío, Europa, Ganímedes y Calisto.
Sin embargo, Júpiter posee además otros satélites de formas
irregulares cuyo origen es desconocido por completo, aún así, existe la
posibilidad que estos pequeños satélites estuvieran orbitando en un principio
alrededor de estos planetas Galileanos ya sea porque surgieron de los propios
planetas al producirse un choque con algún cuerpo celeste (meteoros,
asteroides, cometas...) o porque algún cuerpo celeste quedara atrapado en su
fuerza gravitatoria.
Lo que si se conoce es que si estos pequeños satélites estaban
orbitando alrededor de los satélites Galileanos, actualmente ya no lo hacen. La
explicación más sensata proviene de que en un determinado punto de la orbita
alrededor de los planetas Galileanos los pequeños satélites fueran atraídos con
mayor fuerza por Júpiter, pasando a orbitar alrededor del planeta principal.
En conclusión podemos determinar que es posible que un satélite
orbite alrededor de otro satélite siempre y cuando el satélite principal sea
Galileano, es decir, esférico, y que la fuerza que el satélite ejerce sobre el
satélite más pequeño sea mayor que la que con el planeta central pueda atraerlo
en cualquier punto de su orbita alrededor del satélite
No hay comentarios:
Publicar un comentario