Hipótesis de la fisión: supone que originariamente la Tierra y la Luna eran un sólo cuerpo y que parte de la masa de la Tierra fue expulsada, debido a la inestabilidad causada por la fuerte aceleración rotatoria que en aquel momento experimentaba nuestro planeta. La parte desprendida se "quedó" con parte del momento angular del sistema inicial y, por tanto, siguió en rotación, sincronizándose con su periodo de traslación.
Sin
embargo, los detractores de esta hipótesis opinan que para poder separarse una
porción tan importante de nuestro planeta, éste debería haber tenido una
velocidad de rotación (un periodo) de 3h. Esta velocidad parece imposible
porque al girar demasiado rápido la Tierra no se hubiese formado al presentar
un exceso de momento angular.
Hipótesis de la captura: la Luna era un astro independiente, formado en un
momento distinto al nuestro y en un lugar alejado.
La Luna
inicialmente tenía una órbita elíptica con un afelio (punto más alejado del
Sol) situado a la distancia que le separa ahora del Sol, y con un perihelio
(punto más cercano al Sol) cerca del planeta Mercurio. Esta órbita habría sido
modificada por los efectos gravitacionales de los planetas gigantes, que
alteraron todo el sistema planetario expulsando de sus órbitas a diversos
cuerpos, entre ellos, nuestro satélite. La Luna viajó durante mucho tiempo por
el espacio hasta aproximarse a la Tierra y fue capturado por la fuerza
gravitatoria terrestre.
Sin embargo, es difícil explicar cómo sucedió la importante desaceleración de la Luna, necesaria para que ésta no escapara del campo gravitatorio terrestre.
Hipótesis de la acreción binaria: supone la formación al mismo tiempo tanto de la
Tierra como de la Luna, a partir del mismo material y en la misma zona del
Sistema solar. A favor de esta teoría se encuentra la datación radioactiva de
las rocas lunares traídas a nuestro planeta por las diversas misiones
espaciales, las cuales fechan entre 4.500 y 4.600 millones de años la edad
lunar, aproximadamente la edad de la Tierra.
Sin
embargo, si los dos se crearon en el mismo lugar y con la misma materia: ¿cómo
es posible que ambos posean una composición química y una densidad tan
diferentes? En la Luna abunda el titanio y los materiales exóticos (olivino,
espinela…), elementos no tan abundantes en nuestro planeta.
Hipótesis del impacto: es la preferida en la actualidad. Afirma que la Luna
se formó tras la colisión contra la Tierra de un cuerpo de aproximadamente un
séptimo del tamaño de nuestro planeta. El impacto hizo que bloques gigantescos
de materia saltaran al espacio para posteriormente y, mediante un proceso de
acreción (agregación de materia a un cuerpo) similar al que formó los planetas
rocosos próximos al Sol, generar la Luna.
Esta teoría también explica la gran inclinación axial del eje de rotación terrestre que habría sido provocada por el
impacto.
Tras
su formación, la Luna experimentó un periodo cataclísmico en el que sufrió
violentos impactos de grandes asteroides. Este período, conocido como bombardeo intenso tardío, formó la mayor
parte de los cráteres observados en la Luna. Posteriormente se produjo una
época de vulcanismo consistente en la emisión de grandes cantidades de lava, que
llenaron las mayores cuencas de impacto formando los mares lunares y que acabó
hace 3.000 millones de años.
Lo más
dudoso de esta teoría es que tendrían que haberse dado demasiadas coincidencias
juntas. La probabilidad de impactar con un astro errante, que la colisión no
desintegrase totalmente el planeta y que los fragmentos fuesen lo
suficientemente grandes como para poder generar un satélite.
Hipótesis de precipitación: últimamente ha aparecido otra explicación según la
cual, la energía liberada durante la formación de nuestro planeta calentó parte
del material, formando una atmósfera caliente y densa, sobre todo compuesta por
vapores de metal y óxidos. Estos se fueron extendiendo alrededor del planeta y,
al enfriarse, precipitaron los granos de polvo que, una vez condensados, dieron
origen a la Luna.
Laura R.
Laura R.
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