Seguramente ya se
conozca bastante la noticia del intento fallido por parte de SpaceX en el
aterrizaje de la primera fase de su
cohete reutilizable Falcon 9 en una plataforma marítima, pero antes vamos a ver
lo que implica este proyecto.
A la hora de
establecer presupuesto en las misiones espaciales, una gran parte se lo termina
llevando el propio cohete. Por tanto el proyecto de SpaceX con el Falcon 9
supone un abaratamiento considerable en los costes de lanzamiento, al eliminar el
hecho de tener que construir de nuevo el cohete, y cambiarlo por una serie de
pruebas y mantenimiento. Otro punto a favor es
la reducción del aumento de basura espacial en la órbita baja terrestre (LEO)
con los lanzamientos, disminuyendo así el riesgo de que se produzca el Síndrome
de Kessler, con lo cual la LEO quedaría
inutilizable bloqueando así nuestra principal zona de acción en el espacio
actualmente.
Hablando de la
capacidad del Falcon 9, nos encontramos con un cohete capaz de llevar cargas a
LEO de hasta 13,15 toneladas y de 4,85
toneladas a la órbita de transferencia geoestacionaria, gracias a sus dos fases
de motores Merlin, una primera fase con nueve motores con un
empuje total de 7426 kN, y una segunda compuesta por un único motor de empuje
934 kN.
En cuanto a las
pruebas de aterrizajes, se cuentan un total de cuatro (Falcon 9 Flight 14, 17,
20 , 21) habiendo sido fallidas todas excepto la penúltima, en la cual se cambió el
punto de aterrizaje a tierra firme en lugar de la plataforma marítima autónoma
conocida como Drone Ship.
Sobre el intento del
pasado domingo 17 de enero se puede destacar que inicialmente el cohete había
aterrizado correctamente, pero debido a un fallo en una de las patas de
aterrizaje, este se inclinó demasiado hasta el punto que cayó y explotó.
A continuación
incluyo los enlaces a los vídeos de los aterrizajes:
Bibliografía
hipertextual.com/2016/01/falcon-9-jason-3-spacex
Pablo Saiz Blázquez