domingo, 12 de octubre de 2014

Nuevo sistema de detección de meteoroides en el Observatorio de Calar Alto

Este nuevo sistema, colocado en la Sierra de los Filabres, Almería, motoriza el cielo durante toda la noche para identificar la entrada de meteoroides en la atmósfera.


Entre 40.000 y 80.000 toneladas de meteoroides (fragmentos de cuerpos celestes), son interceptados por la Tierra cada año. Algunos se desintegran en la atmósfera, mientras que otros alcanzan la superficie terrestre.
El Observatorio de Calar Alto ahora cuenta con una estación de detección de meteoroides formada por cinco cámaras CCD de alta sensibilidad. La identificación de los meteoroides es inmediata.
Anteriormente, en este observatorio, ya se habían detectado bólidos gracias a las cámaras de vigilancia externa, pero esto es un avance mucho más importante.
Esta nueva estación trabaja en conjunto con otras siete estaciones del proyecto SMART en Andalucía y Castilla la Mancha, y también junto al resto de estaciones de la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos.
Gracias a los equipos CCD, la órbita que siguen los meteoroides, puede ser calculada. Esto nos permitirá saber de qué objetos del sistema solar proceden.
Además, si impactan contra el suelo, se podrán recuperar debido a que estos equipos determinan en qué lugar han caído los meteoroides.
Y no solo eso, sino que se podrá obtener el espectro de emisión de los bólidos (por el uso de redes de difracción que descomponen la luz que desprenden estos cuerpos al desintegrarse en la atmósfera terrestre). Gracias a esto, se puede determinar su composición química.

domingo, 5 de octubre de 2014

Un estudio británico destaca los análisis nanométricos de la Universidad de Zaragoza


La Real Sociedad de Química de Inglaterra destaca en una publicación una técnica desarrollada en la Universidad de Zaragoza para detectar y caracterizar nanomateriales en el medio ambiente. El método ayudará al control de nanopartículas de origen natural y artificial en suelos, aguas naturales y alimentos.



La Universidad de Zaragoza es la primera institución de España y la séptima del mundo, solo superada por seis centros de Estados Unidos, que más aportaciones ha realizado al desarrollo de nuevas técnicas que ayuden a la detección y caracterización de nanomateriales en el medio ambiente, según el Journal of Analytical Atomic Spectrometry de la Real Sociedad de Química de Inglaterra.
Este destacado posicionamiento se debe a los avances conseguidos por el Grupo de Espectroscopía Analítica y Sensores (GEAS) del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA), que dirige el catedrático Juan Ramón Castillo. El equipo desarrolló el año pasado una técnica pionera, denominada Single Particle Analysis–ICP–Mass Spectrometry, que permite determinar el tamaño, forma, y composición química de nanopartículas presentes en medios biológicos vegetales y animales, suelos, aguas naturales, alimentos, entre otros, tanto de procedencia natural como artificiales.
Han logrado por primera vez caracterizar el tamaño, forma y composición química de una sola nanopartícula con instrumentación convencional
Su principal aportación es que ha logrado por primera vez, mediante instrumentación convencional, como es un espectrómetro de masas inorgánico, caracterizar el tamaño, forma, y composición química de una única nanopartícula. Este avance ha alcanzado una enorme repercusión mundial, ya que hasta el momento este tipo de estudios se realizaban a partir de la suspensión de una determinada concentración de nanopartículas sin diferenciar.
Este sistema ayudará a conocer mejor los efectos de estos nanomateriales, ya que cada vez es más frecuente su utilización en productos cotidianos en alimentos, fármacos, cosméticos, ropa, electrónica, construcción, aditivos en combustibles fósiles, etc. De hecho, es tal su presencia, que ya son considerados por la Environmental Protection Agency (USA) y por la Unión Europea como contaminantes emergentes medioambientales.
Hasta ahora el trabajo en el campo de los nanomateriales se realizaba a partir de una caracterización, bien visual, mediante microscopios muy potentes, o a través de un análisis químico, pero de una población con un considerable número de nanopartículas sin diferenciar.
Además, esta técnica puede aplicarse de la misma manera tanto en nanopartículas naturales o artificiales, ayudando a avanzar en el conocimiento de los nanomateriales, que han generado avances en ámbitos como la electrónica, biomedicina, alimentación, o la construcción de edificios.